Preocupado por la situación de inseguridad que vive Ecatepec y con el deseo de aportar su granito de arena para que las cosas cambien, Edgar “Power” Jiménez aguarda paciente en la sala de espera que lo perfila a convertirse en policía municipal, tras haber representado a México en su faceta como boxeador.
“Siempre tuve el deseo de ser policía, de servir a la comunidad; porque nací con la convicción de ayudar a la gente”, dice.
Para el pugilista de 26 años de edad, la administración del presidente municipal de Ecatepec, Fernando Vilchis Contreras, representa una gran oportunidad para sumar al municipio que lo acogió desde que era menor de edad.
La apertura que el alcalde tiene con los jóvenes llegó a los oídos de Edgar y por eso está dispuesto a dejar de lado el deporte, con tal de servir a su comunidad como buen vigilante. “En muchas ocasiones en las que subí al cuadrilátero, recuerdo comentarios negativos que hacían alusión a mi lugar de origen ‘es de Ecatepec, guarden sus carteras’, pero en el municipio somos gente de trabajo, gente luchadora”, sentenció.
Con 26 peleas ganadas, 15 tropiezos y dos empates en la división “gallo”, Edgar enfoca su meta en convertirse en policía municipal desde la Academia de Policía municipal, ubicada en la colonia Campiñas de Aragón, en donde la última vez no asistió a presentar sus exámenes de control de confianza debido a que viajó a Suiza, para enfrentar a un rival de peso ligero con resultado adverso.
En opinión del gladiador ecatepense, al municipio le hacen falta policías mejor pagados, para que desempeñen con más gusto su profesión: “Sería una manera de lograr mayor motivación, para que siempre estén dispuestos a servir”, dijo.
Agregó que su intención es transmitir sus conocimientos boxísticos a los policías, para que siempre se encuentren en forma y practicando un deporte de defensa personal.
Edgar es padre de tres pequeños y esto a su vez lo traduce en otro aliciente para vestirse de policía, porque también lo alimenta el deseo de convertir a Ecatepec en un mejor lugar para las futuras generaciones.
Desde el año 2000, el boxeador y su padre don Andrés Jiménez, administran un humilde e improvisado gimnasio en el que sueñan preparar a futuras glorias del pugilismo, para ellos la práctica del deporte debería ser gratuita en todos los espacios y por ello le permiten a muchos jóvenes vivir la experiencia de prepararse como campeones.